7.23.2013

La Inquietud, La Intención y El Nombre

La Inquietud:
Hace unos meses entendí que Dios me había inquietado acerca de escribir lo que Él trae a mi mente y
corazón sobre Su verdad aplicada a mi vida, el ministerio y el mundo en que vivimos. Nunca me había incentivado a escribir, mucho menos a abrir un blog personal, ya que entiendo que no es una de mis fortalezas. Pero cuando Dios es quien me mueve a plasmar en letras los pensamientos e ideas que ministran mi corazón, no puedo negarme.

La Intención: 
La intención de este blog no es adquirir lectores y buscar que sea conocida mi voz. Ya hay muchas voces cristianas allí afuera, muy buenas por cierto, hablando de tantos temas como cabellos tiene mi cabeza. La motivación es obedecer a Dios, aprender a presentar por escrito lo que está dentro de mi, ejercitar mi mente con la verdad transformadora de Su Palabra, volver a pensamientos que Dios trajo en una fecha y recordar cómo Sus principios iluminaron mi corazón. Si al leer alguna de las entradas de esta bitácora otra persona es beneficiada o bendecida, a Él sea la gloria, ya que Él es el motivador.

El Nombre: 
El siguiente reto de esta tarea era qué nombre ponerle al blog. Lo normal sería llamarlo con mi nombre, ya que yo estaría escribiendo sobre lo que pienso, opino o siento. Pero sinceramente, aunque es cierto que soy el escribiente, la realidad es que los pensamientos vienen de Él y son basados en Su verdad. Por esto, no me siento cómodo con llamarlo joelpeña.blogspot.com. El hombre es pasajero, pero la obra de Dios permanece.

Es por eso que traté de mezclar ambas cosas, el escribiente y el llamado dado por el Autor. De allí nació JOPE. Proviene de las 2 letras iniciales de mi nombre (Joel) y de mi primer apellido (Peña). Por el otro lado, es el nombre de una de las localidades más importantes mencionadas en la Palabra de Dios, donde ocurrieron eventos de gran relevancia para la historia de Su Pueblo. En una próxima entrada, hablaré en más detalle de esta ciudad y cómo se relaciona con este blog.

Oro para que el Señor me hable, me dé agudeza al escribir (algo en lo que soy un aprendiz) y me ayude a vivir lo que escribo.

En Él, por Él y para Él... Joel.